Inilla, aún recuerdo la primera vez que te vi, saliste disparada de ese cuarto de la protectora y viniste directa a mi, tan delgada y pequeñina como estabas, y mira como creciste! No sé si fue cosa del destino o solo tuve la buena suerte de encontrarte justo un día después de que la protectora te encontrará abandonada por ahí. Tuve que esperar por ti a que te reclamara alguien para que pudieras venir a casa, ésta casa y casas que han sido siempre tu hogar, yo tenía toda mi fe puesta en que serías mía, que nadie te reclamaría, y podría abrazar en ti mi ternura. Y así fue, por fin te tuve, y a la más mínima conocí lo cariñosa y juguetona que eras. La de paseos que nos dimos, cada mañana salíamos a pasear por tus lugares favoritos, aunque todos los sitios te gustaban! Cada fin de semana a correr por los caminos, y yo cada día enamorándome más de esa mirada tuya, de esas orejitas inconfundibles, esa naricilla de chocolate que tanto me encantaba y tu tanto me gruñías cuando te molestaba, esos ladridos protectores, tus lamidos para despertarme cada domingo, tus caricias, tu pelo y bueno, simplemente tú princesita.
Y como te encantaba ir a casa de tu amor, Miquelo!! Entonces sí que comías bien, glotona jajaja, tus macarrones, tu plato favorito ¿eh?... lo que daría, mi rubita, por tenerte aquí todavía, y darte lo que te apeteciera, seguir dando esos paseos cada mañana y cada noche, por darte un abrazo, fuerte y seguro, aunque solo fuera uno, poder tenerte un instante aquí con nosotros y darte un besazo en ese morrito para despedirte con el cariño que te mereces.
En fin, qué mala suerte la nuestra y la tuya, patitas, al pasar por esa calle y que te hicieran tanto daño! Pensábamos que mejorarías, pero luchaste preciosa, mucho! y nunca quisiste irte de aquí, yo sé que el último regalo que te merecías era dejar de sufrir con esas heridas y eso hemos hecho. Solo espero que te encuentres dónde te encuentres, estés bien, sin dolor, correteando por ahí, esperando a que algún día lleguemos nosotros para hacerte cosquillas en aquellas patitas y oírte una vez más, mientras juegas y comes tanto como te gustaría!
Yo sé que este dolor que sentimos ahora no es en vano, sé que tu entiendes que nuestras lágrimas llevan escritas todo el amor que sentimos por ti, lo único que me calma es pensar que ya estás descansando, y recordar todos los momentos que hemos vivido contigo y saber que en el tiempo que estuviste aquí fuiste todo lo feliz que pudiste ser, por muchos gruñidos que dieras!
No sabes cómo te echamos de menos, se siente un hueco irreemplazable sin ti, un vacío dentro que nadie ni nada podrá sustituir,créenos. Sin embargo, parece que aún estás aquí, en cada calle, en cada esquina, en mis piernas, al lado del sofá, debajo de cada silla y cada mesa, a nuestros pies pidiendo mimos, en tu cama o en la nuestra, durmiendo plácidamente, sin pesadillas, sin sufrimientos. Parece que estás ahí a cada paso que damos, y en cierto modo sigues con nosotros, en mente y corazón pequeñaja! Pero ahora no te podemos tocar ya, ni acariciar, ni darte cariño, ni besos o paseos, pero tratamos de recordar que te tenemos a cada segundo de una forma u otra, y que así, nunca marcharás del todo, ahora estás descansando, y algún día iremos.Tú, sigue velando nuestras noches, alegrando nuestras mañanas y protegiendo nuestros días, te recordamos y siempre lo haremos como lo que eras, la perrita más especial del mundo, más viva, preciosa y querida, y siempre lo serás, siempre te querremos Ina.